domingo, 27 de julio de 2008

BALADA PARA EL LOCO...



BALADA PARA EL LOCO...

En un recóndito cobijo de la parafernalia mediática banal, tendenciosa, canalla, hoy te miré y te escuché, en la pantalla de “América 24”, en el programa "Proyecto País".

Mi hijo menor, nacido después de la noche más oscura de todas las noches (y –en consecuencia– no acosado por ninguna de las pesadillas a que nos llevaron nuestros empecinados sueños “incorregibles”), me confirma que esto no fue un sueño, que no te vi ni te oí bajo el sopor temulento de la sobremesa familiar de este domingo, que estuviste allí en realidad y que él también te miró/vió y te escuchó/oyó... como yo... y te descubrió a su vez.

En esa media hora vivificante en que nos hablaste ininterrumpidamente en el dialecto que nos identifica, el de la comunicación sensible que sólo se establece “entre un aparato transmisor, que se lleva aquí, en el corazón, y uno receptor, que se lleva por allí, también en el corazón” (como enseñaba el General), volviste a fortalecer nuestro credo indeclinable, nuestra filosofía de vida simple, práctica, popular, profundamente cristiana y humanista.

Y fue como en aquel otro momento difícil de nuestra dolorosa pero bella historia de luchas, hace ya unos cuantos años, que con tu “Carta abierta a un Compañero...” despertaste con un sopapo amoroso a muchos de los que nos habíamos quedado “sentados a la orilla del camino de la esperanza”; nos azuzaste con tu alerta de que “no había tiempo para ello, que no nos lo podíamos permitir”, porque “así nos lo señalaban nuestros mártires, nuestra desolada América y la vida que avanza”.

Y martilladoramente nos regañabas: “ser peronista hoy, más que nunca, es una ineludible responsabilidad”. Si bien entonces nos decías “aquí comienza...” hoy pude traducir de tus dichos cómo aún “continúa la tarea de reconstrucción de nuestro Movimiento”; ese aparentemente interminable “cruce del desierto” que debemos preservar “extirpando de las entrañas del mismo a los traidores expertos en roscas” que recurrente y malsanamente contribuyen a “postergar nuestro hermoso sueño revolucionario, prolongando así el dolor de tanta gente”.

Y entonces, nos robustecías en las fidelidades:

“Nuestro profeta es Perón”

“Nuestro evangelio su doctrina”

“Nuestro ejemplo Evita”

“Nuestro símbolo la inimitable bandera descamisada”

“Nuestra columna vertebral el movimiento obrero organizado”

Veníamos de haber perdido una batalla y había que continuar la lucha...

Hoy, cuando volvés sobre todas estas cosas para renovar tu compromiso, ahora en apoyo a la Compañera Presidenta, asocio las recientes palabras de ella en referencia a que "Podrá haber batallas perdidas, podrá haber derrotas momentáneas, pero la historia la escriben los pueblos. No duden de eso", con aquellas otras tuyas de entonces:

“Reconocemos un solo heredero para el fruto de nuestras luchas: el Pueblo, del cual emergerá el Cordero Pascual frente al que temblará, moribunda, para no levantarse más, la oligarquía involutiva, sanguinaria y rapiñadora. Quien se aparte de esto es un traidor”.

(...)

“Se es peronista por amor al amor”.

LEONARDO FAVIO

P.D.: Querido Compañero “Loco” Favio: presintiendo el acompañamiento de nuestros iguales, yo te distingo como Líder Espiritual de la irrevocable voluntad de Ser Peronista, por amor a nuestros semejantes.


OSCAR ROVITO

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